Por Máximo Brizuela, Secretario General.
En la vida, en muchos casos, podemos optar por el rol que queremos tener. Podemos ser protagonistas de la historia que se teje; para que el hilo de nuestras acciones se enlace con el de otros, ser simples observadores o indiferentes a todo lo que nos pasa, como si no estuviéramos aquí ni para mirar lo que ocurre frente a nuestros ojos.
Ocupar lugares, perseguir una causa que se arraiga en nuestras firmes convicciones, es una opción de vida que de tomarla estaremos dejando una gran huella en el presente que vivimos y en el futuro que vendrá.
No se trata de sobresalir y querer dejar marcas porque si, de ser así no será más que alimento para un ego personal que se desvanecerá en la brevedad, sin dejar absolutamente nada; una simple acción intrascendente.
Las acciones que perduran, las convicciones que prevalecen son aquellas que se comparten y se hacen con un sentir colectivo, buscando un bien para todos y todas.
En esos caminos nos hacen de compañeros/as, de colegas y amistades que siguen el mismo paso al lado nuestro, marchando hacia el objetivo final, construyendo poder, no por el poder mismo, sino como medio de transformación.
En definitiva, ser parte y participar en cada lugar, es dar batalla para que las luchas y sueños puedan tener el desenlace esperado.
