Por Máximo Brizuela, Secretario General:
El próximo domingo 12 de septiembre, nuestro país volverá a las urnas.
En estos casi dos años de pandemia todo parece haberse detenido y recién estar arrancando; como si no hubieran pasado cosas desde aquella oportunidad que elegimos presidente de la nación, cuando en realidad pasó de todo.
En estas épocas se despiertan distintos sentimientos en la ciudadanía, el fervor por defender el proyecto que dirige al país, los ánimos de empezar a cambiar un rumbo, el descontento de un sistema que parece no dar respuestas y la indiferencia frente a lo que se está eligiendo.
Creo que todos esos sentimientos responden a situaciones válidas y justificadas, porque en este tiempo o últimos años cada uno ha vivido una realidad.
A pesar de todo es importante concurrir a las urnas y elegir, porque si no lo hacemos, otros lo harán por nosotros, y aunque a veces parece que no hace la diferencia, es más que significativo porque la suma de cada voto, incluido el nuestro, es la que deposita a “x” persona en un cargo, que luego legislará y tomará decisiones que nos afectan.
La imperfección de la democracia nos permite siempre intentar cambiar, hacer las cosas mejores o diferentes. Cuidarla es un deber que tenemos como sociedad, porque la supresión de la misma, como ya ha pasado en otros momentos de la historia, nos deja a la deriva, bajo autoritarismos y sin derechos de levantar nuestra voz.
También es importante remarcar que debemos seguir trabajando por una democracia más completa, que no se resuma en votar y resguardar solamente nuestra libertad de elegir.
Como dijo Raúl Alfonsín… “Democracia es vigencia de la libertad y los derechos, pero también existencia de igualdad de oportunidades y distribución equitativa de la riqueza. Tenemos libertad, pero nos falta la igualdad”.
Es por eso que involucrarnos y militar desde el lugar que nos toque como ciudadanos sirve para construir no solo un país libre, sino más igualitario.
