Por Máximo Brizuela, secretario General:
El Sindicato Regional de Luz y Fuerza celebra sus 80 años y es una buena oportunidad para repasar todo lo que hemos logrado como institución en estás ocho décadas.
La historia de nuestra organización gremial siempre estuvo marcada por la unión, por los valores de confraternidad y de cuidado de todos sus miembros; la gran familia lucifuercista.
Es por eso que desde su fundación y con el correr de los años, se sucedieron año tras años acontecimientos que dejaron una huella. Hechos que aportaron a la construcción de una historia colectiva, una historia de familia, lucha, coraje y militancia.
Juntos, a través del debate, a la sinergia de ideas del conjunto, a las utopías y sueños de construcciones colectivas, crecimos como una familia que supo luchar y defender sus derechos con inteligencia en las calles y en cada negociación.
Nos fortalecimos en el pensamiento y en la convicción de anteponer la dignidad del compañero que codo a codo lucha por sus pares.
Jamás nos detuvimos, ni como se suele decir, dormimos en nuestros propios laureles. Aun en el presente seguimos apostando al futuro; sembrando acciones colectivas para estar a la altura de un porvenir que es cada vez más dinámico, que muta y cambia con la sociedad.
Somos una institución inquebrantable, que hace de la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, una bandera.
Es inagotable todo lo que hemos logrado en estos 80 años, lo que hicimos posible gracias al trabajo, compromiso y militancia. Siempre con el deseo de hacer como motor, bajo una premisa colectiva y de bien común.
Nunca dejamos de perseguir la justicia social, el interés del conjunto de personas, de una familia, la familia lucifuercista.
Hoy seguimos gestionando con la mirada puesta hacia adelante. El sindicato que soñamos es una realidad, un presente que se supera día a día. Un camino que transitamos en unión para estar en cada momento a la altura de nuestra historia.