Por Máximo Brizuela, secretario General:
En menos de dos meses se cumplirá un año del momento en el que el deporte, más precisamente el fútbol, bajo la bandera argentina, pudo unir a todo un país en una inmensa alegría. Es que quizás, esas sanas competencias, aunque a veces pueden traer alguna frustración por las derrotas, nos invitan a seguir intentándolo hasta lograr el objetivo deseado.
Pero para ser honestos, no todo objetivo ni el más importante es ser campeón. Dentro del mundo del Sindicato Regional, el Torneo Deportivo Unidad y Confraternidad Sindical, juega un papel muy importante, como motivo de reencuentro, de recreación y de desafíos.
El deporte es salud, es divertimento, es una sana competencia que finaliza en una gran mesa, todos junto brindando por el tiempo compartido.
Se que todo aquel que participa tiene como primer deseo ser campeón, pero terminada la competencia, siempre nos damos cuenta que todos somos ganadores, que participar y estar juntos es el mayor de los premios que podemos conseguir.
Un abrazo con un compañero o compañera, la familia que alienta desde la tribuna, la alegría de gritar ese gol como hicieron nuestros ídolos de niños, la mano que nos ayuda a levantarnos cuando caemos en el campo de juego; todo eso vale mucho más que cualquier medalla o trofeo.
En tiempos donde algunos apuestan por la fragmentación social, como organización gremial seguimos trabajando por la unidad y los proyectos colectivos; por el trabajo de todo un grupo de afiliados y afiliados que tienen como objetivo el bien común de sus colegas y familias.
Un nuevo torneo finaliza y es otro año donde nos encontramos ganadores por el solo hecho de estar juntos, de seguir entonando nuestra hermosa marcha, por saber que contamos con un sindicato que bajo su bandera nos protege ante cualquier tormenta y que por ser de Luz y Fuerza, siempre habrá alguien que nos ayude a ponernos de pie, para seguir por el camino que lo simboliza un rayo y una antorcha.