Editorial por Máximo Brizuela
El sector nuclear argentino siempre tuvo un amplio reconocimiento y goza desde sus inicios hasta estos tiempos de un prestigio que nos enorgullece como argentinos y particularmente como dirigente gremial del sector eléctrico.
Ese prestigio no responde a cuestiones azarosas sino a las acciones, a los pequeños pasos anónimos que construyen ese legado que empodera día a día al sector. Esas acciones, esos pequeños pasos son los que llevan adelante los trabajadores y trabajadoras en las distintas centrales que tiene nuestro país.
Es verdad que no hay historia sin la decisión política de crear la Comisión Nacional de Energía Atómica en 1950 y de las sucesivas decisiones y proyectos que hoy nos llevan a contar como país con 3 centrales nucleares.
Pero también es verdad que no hay historia posible sin los trabajadores que se levantan todas las mañanas, llegan a sus puestos de trabajo y lo encaran con profunda responsabilidad y orgullo por el lugar al cual pertenecen.
Es de una tremenda injusticia que hoy no valoren las cualidades del capital humano con el que goza la empresa y tomen decisiones adredes para generar un desgaste, que solo está llevando a la emigración de hombres y mujeres que están altamente calificados para esos puestos de trabajo.
Subestimar a los trabajadores es subestimar la historia. No hay desarrollo posible sin conocimiento, sin trabajadores que además de saber hacer bien su trabajo consideran a la empresa como su hogar. No hay salario que pueda remunerar a una persona que siente gratificación ante cada hito de la empresa, porque sabe que en cada logro hay algo de él o de ella, y eso no tiene precio.
Hoy y desde siempre NASA es una empresa superavitaria. Eso nos hace pensar que el argumento que a veces se esgrime para ajustar a los trabajadores no es más que una excusa para esconder un desprecio y ninguneo por estos últimos, sin importar verdaderamente cuales son los balances de las empresas.
Esperemos que la razón y la ambición por potenciar al sector nuclear y con ellos a los trabajadores/as sea parte de quienes van a conducir a la empresa, esperemos que esto aparezca como un acto de revelación que permita tomar seriamente el asunto, porque sin trabajadores nada puede funcionar.