Nadie se salva solo, fue la frase más dicha en los medios y redes sociales esta semana. Una reflexión que invita a construir un presente y un futuro desde lo colectivo, desde el bienestar para toda la comunidad de la que formamos parte.
En este punto, recuerdo las palabras que el padre Mariano Oberlin dio el año pasado en el encuentro de jóvenes, quien usó incluso las mismas palabras, puso en ejemplos como es eso de que nadie se salva solo, de que es imposible lograr un cambio positivo a largo plazo si seguimos con la lógica individualista.
En este sentido, como sindicalistas tenemos una gran ventaja, nuestra historia, nuestras raíces son profundamente solidarias, en el ejercicio cotidiano gremial, en las actividades generales de cada secretaría de la sede central y de las seccionales prima la empatía a la hora de escuchar y resolver conflictos.
¿Cómo sostenemos el sindicato que soñamos, cuando el mundo se vuelve cada día más hostil y solitario?; ¿Cómo fortalecer el sentido de pertenencia cuando estamos en una embestida cruel que pretende debilitarnos todo el tiempo?
El Eternauta, en fin, es una salida colectiva, es un desafío y un recordatorio, una invitación a seguir por el camino que con firmeza asumimos.