Ya son cientos de miles los trabajadores y trabajadoras despedidos en estos meses, tanto del Estado como del sector privado. En Río Tercero, Córdoba y Villa María se están realizando movilizaciones ante esta crisis laboral.
Lo peor de todo, es el sentimiento que despliegan las políticas del gobierno nacional con su total indiferencia ante el dolor de las familias de los trabajadores y trabajadoras. Al gobierno de turno no le importa la recesión, tampoco el aumento de índice de pobreza e indigencia, no le importa el sector trabajador.
Juegan con la paciencia y la esperanza de un futuro mejor y es avalado con el sostenimiento del índice de la inflación, pero sabemos que este esquema no cierra. Su propuesta exige cada vez más ajuste del mercado y un abandono cruel de la gestión estatal y del sector productivo, en esto, las familias de trabajadoras, y el pueblo argentino en general, nos vemos afectados en una situación de supervivencia.
Dado este panorama, trabajar en colectivo es urgente, la solidaridad con los compañeros de otros gremios debe ser fundamental, hoy les toca a ellos transitar con despidos y no podemos no empatizar. El gobierno anunció que despedirá a trabajadores de ATE que realizaron un paro en el Registro Automotor, tal noticia, muestra como nuestros derechos son cada vez más vulnerados, nos amenazan y profundizan el miedo, limitando nuestra lucha, jugando con el desgano y el cansancio.
Por todo esto, creo profundamente necesario revisar con conciencia el lugar que ocupamos en la estructura económica, con esto quiero decir que es una tarea de formación necesaria a reforzar.
El desafío está en que la supervivencia que nos enfrentamos con salarios y jubilaciones devaluadas nos sirva para construir una esperanza colectiva y solidaria, un futuro sindicalista, con los valores que nos constituyen más allá de cualquier coyuntura.