Las recientes marchas de jubilados y jubiladas en todo el país nos dejan profundas reflexiones. Ellos, con décadas de esfuerzo, salen a la calle, ponen el cuerpo y se organizan para reclamar lo que les corresponde legítimamente. ¿Y cuál es la respuesta desde el Congreso? Gases y palos.
La represión ejercida por el gobierno nacional expone una violencia institucional que busca sostener un ajuste despiadado al sistema previsional. Se atreven a agredir a la tercera edad, pero no saben del descontento y la resistencia que cargan.
Llevan tiempo viendo cómo sus jubilaciones pierden valor frente a la inflación. Y ahora, con el el gobierno de Milei, enfrentan un ajuste aún más brutal, hostil y doloroso. Las imágenes de jubilados trabajando para sobrevivir o eligiendo entre remedios y comida ya son moneda corriente en los medios. Entonces, en este punto me pregunto: ¿cómo enfrentamos tantas injusticias? ¿Hasta cuándo podrá sostenerse una situación tanta violenta? ¿Qué más podemos hacer desde el sindicato? Y más allá de eso, ¿qué hacen nuestros hijos, nuestros vecinos, los jóvenes?
El nombre de Norma Plá resuena fuerte en estos días. Fue una incansable militante por los derechos de los jubilados, fue ridiculizada por los medios, tratada de loca y desoída por muchos. Sin embargo, su lucha fue clara y justa, pedía una jubilación digna. A pesar de las burlas y el maltrato, su mensaje sigue vivo. Las fotos de Norma Plá en las últimas marchas, son un recordatorio de su legado y de la justicia de su causa.
En medio de este panorama, el gobierno no solo reprime a quienes salen a las calles, sino que también descalifica a los gremios y a las organizaciones sociales. Nos tildan de terroristas, mientras se intensifican los ataques digitales, las noticias falsas y la persecución. El desafío que tenemos por delante es enorme.