Por Máximo Brizuela, Secretario General:
Es cierto que hay luchas que nunca culminan del todo, pero también es verdad que muchas tienen un comienzo donde se empiezan a desandar, donde como punto de partida se alza la voz para decir basta ante una situación.
Estamos a pocos días o semanas de que se empiece a tratar en el Congreso de la Nación una nueva ley que modificará el IMPUESTO A LAS GANANCIAS, tal y como lo conocemos o, mejor dicho, tal y como lo perciben ciento de miles de trabajadores y trabajadoras en la República Argentina.
Creo oportuno hacer un repaso de como nuestra organización gremial luchó y seguirá luchando hasta la derogación total de este impuesto al trabajo que creemos que es ilegitimo.
Es verdad y honesto decir que las actuales modificaciones beneficiarán a más de un millón doscientas mil personas y representan un cambio significativo para revalorizar el poder adquisitivo de todos esos trabajadores.
Nuestra lucha en este tema comenzó hace ya muchos años, cuando realizábamos los primeros viajes a Bs As. En cada viaje nos entrevistamos con decenas de funcionarios, senadores y diputados, entre ellos el Diputado Héctor Recalde, quien tenía por aquel entonces buen diálogo con la Casa Rosada, como así también legisladores de todos los colores políticos y con autoridades de la AFIP.
Los años de descontento y oposición a ese impuesto regresivo e ilegitimo tenían como respuestas algunas modificaciones circunstanciales por decreto, que no solucionaban los problemas de fondo.
Los años pasaron, cambió el gobierno en el año 2015 y seguimos insistiendo con la derogación de dicho impuesto, que esta oportunidad fue prometida en campaña electoral; lamentablemente esa promesa no fue cumplida y por el contrario más trabajadores se sumaron en el pago de ese tributo. De igual manera nuestro reclamo y trabajo en este tema no cesó y junto a la FATLyF seguimos insistiendo.
Es así que llegamos al año 2020, esta vez con un nuevo gobierno y en plena pandemia enviamos una carta al PRESIDENTE DE LA NACIÓN, en la que pedíamos que el salario y aguinaldo de ese año no incluyera el descuento del impuesto, porque además de injusto nuestros afiliados y afiliadas habían sido servicio esencial durante toda la pandemia que aún sigue vigente.
La respuesta fue que estaba en carpeta alguna modificación que es la que hoy conocemos y aún no fue tratada, que tendrá beneficios para quienes ganen hasta 150 mil pesos, ya que no pagarán más el impuesto, sumado a que no incluirá el aguinaldo junto a otros beneficios que mejoraran el poder adquisitivo de los trabajadores; resultando una emergencia teniendo en cuenta como se ha deteriorado el salario en los últimos años.
Como aspecto positivo es importante señalar que el tema en cuestión logró que el sindicalismo argentino se uniera y apoyara de manera unánime dicha reforma, estando todos en acción persiguiendo un solo objetivo. Es importante mantener este tipo de actitudes con diálogo entre las distintas organizaciones gremiales para llevar adelante los reclamos en conjuntos, ya que de esta manera tienen más fuerza.
En pocas semanas la ley se aprobará y celebraremos este primer paso que dimos, pero la lucha continuará, en unidad para que el salario de los trabajadores que representamos siga recuperando lo perdido por inflación y devaluación.
Hemos iniciado esta lucha hace muchos años y seguiremos con ella con vocación de diálogo y porque para nosotros el salario no es ganancia.
Soñamos con un país unido y con igualdad de oportunidades, con salarios que dignifique la clase trabajadora. Entre todos debemos apostar por el crecimiento sostenible de nuestro país para que la economía se reactive significativamente y crezcamos como argentinos.
